La capital de Brasil es uno de esos raros ejemplos en que la idea precede a la ciudad. En contadas oportunidades se plantea la solución de crear desde los cimientos una ciudad y mucho menos frecuente aún, si pensamos en levantar la capital de uno de los países más grandes de la Tierra.
La idea de tener una capital en el interior del vasto territorio brasileño había surgido ya en el siglo XVIII, en un intento de llevar la atención a zonas alejadas de la costa, hasta el momento, puerto y lugar de desarrollo de la vida de la antigua colonia portuguesa.
Sin embargo, no es sino hasta mediados del siglo XX cuando esa idea vuelve a tomar fuerza. Brasil levantaría su tercer ciudad capital, después de haberlo sido Río de Janeiro y Salvador de Bahía, en una extensa meseta en el Estado de Goiás.
Brasilia nace primero en la imaginación de dos artistas como el urbanista Lúcio Costa y el arquitecto Oscar Niemeyer durante la década de los años 50, y empieza a levantarse en 1956. Cuatro años después, ya declarada Capital del país y aún antes de estar finalizada, Brasilia comienza a centralizar la vida administrativa y política del gigante latinoamericano.
Miles de los obreros que ayudaron a erigirla, reclutados entre los estados más pobres del nordeste brasileño, la eligieron para quedarse y construir una nueva vida, en un entorno de grandes contrastes.
La belleza arquitectónica se nutre de los conceptos de espacio, claridad, luz y equilibrio. La capital que naciera como “la ciudad del futuro”, tomó poco a poco su propio ritmo, sufrió su propio crecimiento inesperado, y es hoy un ejemplo de cómo las personas hacen las ciudades, las adaptan a su forma de vida, a sus necesidades.
Es necesario, por tanto, abrir bien los ojos cuando visites Brasilia. Para ver lo que va mas allá de sus elegantes monumentos, sus explanadas, sus avenidas y puentes sobre las vueltas del río, las formas orgánicas y futuristas que sorprenden por su belleza simple y funcional. Hay que ver también, cómo la gente ha ido cambiando a esta ciudad-modelo, en una ciudad real.
Una primer visita a la capital de Brasil no puede obviar algunos puntos que hacen de Brasilia un ejemplo arquitectónico y monumental para disfrutar. Lúcio Costa diseñó un amplísimo rectángulo verde, surcado por enormes avenidas, donde se desarrolla el llamado “eje monumental”. Hacia allí nos dirigimos ya que es el corazón de la Brasilia administrativa y donde se encuentran los edificios emblemáticos que venimos a ver.
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1 Comentario
Una ciudad con diseño impecable, y gran historia detrás de sus paredes. Muy buen artículo. Hoy aprendí que Brasilia, es la tercera ciudad capital en Brasil.