La orilla derecha del río Aude es una constante en las historias y leyendas francesas. Carcasona, la ciudad fortificada de mayor extensión de Europa, es el escenario recurrente de muchas de ellas.
Esta es tierra de cátaros, aquellos eclesiásticos que incomodaron al Papa Inocencio III y fueron castigados con su extinción bajo el argumento de la herejía. Carcasona también se lucró del paso de romanos, galos y musulmanes. El resultado es una joya de la arquitectura medieval, la Cité es la ciudad que se ubica tras los muros y que presenció grandes batallas durante el Medievo. El perfil de la Cité está compuesto por más de medio centenar de torres, castillos y puentes medievales.
En el centro de la ciudad se ubica el Chateau Comtal, este palacio es una clara muestra de la más excelente arquitectura militar galoromana que, por cierto, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Ya hemos mencionado que la región era punto caliente de la cristiandad, es por ello que no debe faltar una magnífica construcción religiosa. En este caso, la basílica de Saint Nazaire es todo lo que se puede pedir por un fan de la arquitectura gótica, sus vidrieras arrojan una enigmática luz en el interior de las imponentes naves.
Dejando atrás el centro de la Cité, es siempre recomendable admirar desde otra perspectiva la ciudad, ni más ni menos que desde la muralla exterior. Como si de un enemigo dispuesto a asediar los muros se tratase, un paseo desde este punto posibilita admirar las diferentes construcciones defensivas de las que se disponían. Y para tener aún una perspectiva más general del bello paisaje que rodea la ciudadela, el Puente Viejohasta se expande a los aledaños de ésta permitiendo ampliar la visión del bello “país” cátaro.
Recuerda llevar tu seguro de viaje (con 5% de descuento para nuestros lectores)Lo que sí ha mejorado desde el Medievo a nuestros días, son las conexiones de Carcasona. Desde Barcelona se puede llegar directamente en tren en tan solo 2 horas y veinte minutos. Además la liberación del mercado ha propiciado que el sector del autobús haya ampliado el número de compañías que operan en la región. Tal y como se puede comprobar en este mapa de GoEuro, las empresas Ouibus, Megabus y Flixbus tienen servicio en esta ciudad, conectándola con las principales ciudades del país e incluso de España.
Para añadirle más valor al viaje, cabe mencionar que Carcasona nos enamoró con su cocina (como siempre nos pasa con la gastronomía francesa). La gastronomía del sur francés es sencillamente exquisita.
El plato más tradicional de la zona no es apto para vegetarianos, y es que el cassoulet es un encuentro de todas las carnes que uno pueda imaginar: carne de cerdo, salchichas, oca, pato y hasta cordero, acompañado por una buena ración de judías. (Aquí tienes la receta de mi buen amigo Pakus). Un contundente plato destinado a combatir el frío y el agotamiento propio que suscitan las mejores historias épicas. En nuestro caso, nos ayudó a olvidar rápidamente las inclemencias del tiempo el día que visitamos Carcasona.
Un último paseo por los alrededores, nos permitió, además, visitar de cerca las viñas de donde nacen los famosos vinos. Y hasta un rayito de sol nos acompañó iluminando los racimos a pie de carretera.
Un último consejo: Carcasona es una ciudadela peatonal. Hay que dejar los coches aparcados fuera y en casi cualquier época de año, será una tarea ímproba encontrar un espacio libre. Paciencia. Hay por lo menos 2 parkings grandes públicos, pero seguramente tendrás que caminar un poco para llegar a acceder a la Cité. Vale la pena.