el próximo viaje

Una y otra vez vuelvo a Barcelona. Muchas razones me llevan a ella. Su ambiente creativo, su historia, su belleza, su gente. Prueba de su poder de seducción es la gran cantidad de visitantes de todo el mundo que la tienen en los primeros puestos de su lista.

Cruceristas, viajeros de negocios, mochileros, familias, grupos de estudiantes o de fanáticos del fútbol nos cruzamos en calles y plazas barcelonesas sin muchas más excusas que disfrutar de la ciudad. Y todos, en algún momento pasamos por la neurálgica Plaza de España.

En ella convergen muchos atractivos que la vuelven un punto con vida en todo momento. Es un nudo de comunicaciones: Metro, buses, shuttle bus desde el aeropuerto, taxis hacen posible que hacia allí­ y desde allí­ llegues a cualquier rincón de la ciudad.

Es también un excelente lugar donde encontrar hoteles en Barcelona ya que la oferta es amplí­sima, la comunicación es rápida y está a un paso (literalmente) de los pabellones de la Fira de Barcelona que concentran movimiento de exposiciones y ferias durante todo el año.

La Plaza de España tiene para mi dos atractivos adicionales que me llevan allí­ cada vez que piso la Ciudad Condal: Las Arenas y el complejo de edificios, museos y paseos de ascienden por sus escalinatas hacia el Montjuic.

El complejo de Jardines y museos del Montjuic me atraen como el dulce. El Arqueológico, la Fundación Miró, el Nacional de Arte de Catalunya, el pabellón Mies van der Rohe, la Fuente Mágica. Sí­, como si fuera la primera vez, me dejo encandilar por sus perfiles, por sus colecciones, por el agua bailando ante la mirada de miles de personas.. y me convierto en una “guiri” mas sin complejos.

Y para reponer fuerzas, bajo despacio hacia Las Arenas, antigua plaza de toros convertida en centro comercial, donde tengo mi cita obligada para saborear mis sabores familiares: un café italiano con un alfajor Havanna.

Una costumbre, una peregrinación particular y repetida, que repito encandilada por la belleza de un rincón de Barcelona, abierto al sol y al movimiento incansable de su Plaza de España.