El camino desde el aeropuerto de Sana’a al hotel Sheba lo hicimos a las 2 de la madrugada en un minibus a una velocidad vertiginosa que acentuaba los ruidos propios de su considerable edad.
Anchas avenidas iluminadas cruzadas por pequeñas callejuelas en sombras.
En una avenida, a lo largo de unos 3 kilómetros, vimos un par de controles policiales a cargo de uniformados ostensiblemente armados. Una patrulla de lo que parecía el ejército paró a algunos coches, haciendo bajar a sus ocupantes (todos hombres) y revisando todas sus pertenencias desparramándolas en la calle o en la división que separa ambos sentidos.
Avenidas, rotondas y más avenidas. Algunos coches y varias camionetas nos cruzan y saludan con bocinazos. Son las 2 de la madrugada. Por lo que parece un viaducto llegamos hasta la puerta misma del hotel Sheba.
Antes de entrar propiamente al hotel, hay que pasar un escaner de seguridad con un arco detector y un túnel de rayos X por donde pasamos todo nuestro equipaje.
El hotel es uno de los establecimientos de 5 estrellas de la ciudad. Cinco estrellas yemení¬es, claro. En los estándares españoles: 3 y media…. rozando las 4, pero confortable, limpio y con personal muy atento.
La habitación está bien dotada y el cuarto de baño, aunque pequeño y sin bañera, cuida los detalles.
En la ciudad hay otros hoteles de categoría como el Sheraton o el Movempick. Y unos cuantos hoteles de catagoría y servicios inciertos. Ya les contaré mas encuanto tenga mas tiempo para caminar la ciudad.
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