A pocos pasos de la entrada principal del Real Monasterio de Sant Cugat, Marilyn Monroe nos sonríe pícara y sensual antes de desvelarnos sus secretos más personales. Dos monjes benedictinos vuelven del siglo XII para contarnos una historia de escultores e intrigas. Comemos castañas o tomamos un helado en la plaza, nos perdemos por sus callecitas para tentarnos en sus tiendas llenas de encanto, seguimos el perfume del pan hasta el Mercat Vell, o nos enamoramos de alguna de las mil historias guardadas en los objetos del Mercantic.
Buen plan. ¿Dónde? En Sant Cugat.
A poco más de 20 minutos en coche desde Barcelona, o un corto viaje de pocos minutos en tren desde Plaza Cataluña, San Cugat me sorprendió por su carácter y su fisonomía. Amplias avenidas y un centro histórico encantador, verde y medieval o modernísima. Destino ideal para una escapada para vivir a otro ritmo.
Voy a darte aquí algunas ideas para una escapada a Sant Cugat para todos los públicos.
Mercat Vell
La plaza de San Pere de Sant Cugat ha sido el escenario de gran parte de los acontecimientos que ha vivido este “pueblo” desde siempre. El viejo mercado se encuentra allí, en el corazón de la vida cotidiana de Sant Cugat. Ya desde el siglo XII se reunían aquí los productores de bienes de la tierra, junto a la iglesia de amb de Sant Pere d’Octavià, en un mercado semanal.
Y así funcionó, al aire libre, hasta finales del siglo XIX cuando se decide construir un edificio cerrado y es en 1911 cuando se inaugura el mercado. Su arquitectura es de clara influencia modernista, siguiendo el estilo del arquitecto Puig i Cadafalch.
Hace poco más de un año, el emprendimiento privado logró convertir este edificio antiguo en un verdadero centro gastronómico, sin perder su función de mercado. Hoy es el lugar ideal para hacer la compra con una selección de productos muy variada, y también es un espacio gastronómico para compartir un vermut, una comida o (imperdible), las delicias de Pa i Forn Bonaparte. Sus panes (artesanales u hechos allí mismo) y sus dulces son la delicia que te llevará a los perfumes de la infancia. No te pierdas sus croissants, ganadores de premios y un manjar que se quedará en tu memoria.
Cargamos energías en el Mercat Vell para continuar la visita por Sant Cugat.
Real Monasterio de Sant Cugat
Imposible obviar la visita a la joya de la ciudad. Se dice que se funda ya en el siglo VI aunque hasta 878 se no tiene constancia documental de su existencia. En este lugar se encontraba un asentamiento romano (el castrum de Octavià). A partir del siglo IV el sitio comienza a tener una intensa actividad religiosa, centrada en el martyrium dedicado a san Cugat que según la tradición había muerto en este lugar, víctima de las persecuciones de Diocleciano. Alrededor de su tumba se fueron sucediendo diversas construcciones y, tal vez, un primer edificio hasta que el 717 fue destruido por la invasión sarracena.
Hacia 878 no se vuelven a tener noticias y parece que se recupera la comunidad. Los edificios en aquella época tenían el sello de las construcciones visigóticas, algunas de las cuales aún se pueden ver en el claustro. Es probable que en esta nueva etapa se tratase de una comunidad canonical vinculada al obispo de Barcelona y que poco a poco fue adaptándose a la regla de san Benito.
A partir del siglo X, el lugar se convirtió rápidamente en un centro religioso y de poder de primer orden. Sus propiedades se extendían por todo el obispado y eran considerables. Superó el el ataque de Almanzor, en su toma de Barcelona en 985, cuando el monasterio fue casi destruido. Un momento importante en la historia del monasterio fue cuando se encontraron las reliquias de San Cugat en el lugar, en el 1079. A partir de allí, el prestigio del Monasterio de San Cugat crece y se convierte en centro de peregrinación.
Reflejo de su privilegiada situación es la obra arquitectónica que se llevó a cabo y el valioso patrimonio que guardaba entre sus muros: un importante fondo bibliotecario del que aún se conservan testimonios. Esta época de riqueza se prolongó hasta el final del siglo XIII.
El conjunto del Monasterio de Sant Cugat fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional en el año 1931. En el claustro podemos apreciar uno de los conjuntos de escultura románica más singulares de Cataluña. Cada columna, cada capitel cuenta una historia que podemos descubrir gracias a la compañía del mismísimo arquitecto que lo construyó, mesare Arnau Cadell.
Sorpresa. Es que se realizan una visitas teatralizadas que nos llevan a vivir y conocer aquel ambiente junto a mil detalles y anécdotas. Recorriendo el claustro del monasterio, estamos entre las estructuras más antiguas que son los restos arqueológicos del patio del claustro, anteriores a la época medieval. Un entorno ideal para dejarse llevar por estas historias contadas con simpatía, picardía y muy bien documentadas.
El conjunto del Monasterio está formado por la iglesia y su campanario adosado y algunas construcciones anexas. Frente a la iglesia se encuentra el edificio del Palacio del Abad y algunos elementos dignos de mencionar como el Portal Mayor. Sobre el sudeste tenemos también restos de la antigua muralla exterior de la ciudad.
Terminada la visita, no nos vamos lejos. Tan solo al cruzar la plaza nos encontramos con un giro de 180 grados que nos lleva a conocer una cara inesperada de Sant Cugat.
Cal Gerrer o el Museo de Marilyn Monroe
Frederic Cabanas es un tipo peculiar. Artista desde la cuna, lo lleva en la sangre, en esa herencia de sus padres compartida con sus hermanos. Un artista y evocador de historias que ha puesto esta antigua fábrica de cerámicas a disposición de la memoria.
Un precioso edificio con claras muestras modernistas que se encuentra casi frente al mismísimo Monasterio. Un encuentro casual que nos lleva de lo sagrado a lo profano en pocos pasos. Cal Ferrer es el nombre oficial del edificio y sus colecciones, pero bien podemos llamarlo el Museo de Marilyn Monroe.
La gran obsesión de Frederic es esta bella, frágil y atormentada criatura que llenaba la pantalla y los corazones con una simple mueca. Para él, es una pieza en si misma, el objetivo de una búsqueda que le ha llevado hasta ahora mas de 40 años. Y en ese camino ha formado una de las mayores colecciones del mundo sobre Marilyn Monroe.
Si bien el edificio incluye colecciones etnográficas muy interesantes sobre Sant Cugat, y un fondo artístico nacido de las manos de los integrantes de esta familia de artistas (y que merece apreciarse con detalle), la avidez del visitante (todos tenemos un poquito de voyeurs) nos lleva a la planta donde se encuentra la colección de “la bomba rubia”.
Nacida como Norma Jean Mortenson, la hija de Gladys y padre desconocido, llegó a convertirse en EL mito transitando sobre ese delgado hilo de la ingenuidad y la sensualidad. Un espejo de vida idílica pero atormentada en el que muchos vieron un ser especial.
Cal Gerrer nos ofrece muchos retazos de esa vida: glamour y tristeza, adoración y soledad, brillos y sombras de una mujer que subió al Olimpo del deseo y sufrió por ser demasiado deseada.
Zapatos, cartas, objetos cotidianos, fotografías, una biblioteca sobre Marilyn con miles de piezas, vestidos y un larguísimo etcétera, como pinceladas que nos pintan su vida privada y pública, de amor y desamor. Un último consejo, para los mas curiosos, busca una pieza muy especial: la última carta que Norma Jean le escribiera a su gran amigo Truman Capote, en la que con sólo leer sus primeras frases sabremos cómo se sentía poco antes de morir. Ahí lo dejo.
Una visita imperdible.
Mercantic
Por si no tuviéramos ya suficiente para descubrir nuevas facetas de Sant Cugat, ahora propongo una visita llena de encanto. Te sugiero que nos vayamos a buscar en la memoria. Unos 15.000 metros cuadrados de exposiciones, colecciones, puestos de venta de objetos de decoración, mobiliario, curiosidades, artesanía. Especialmente interesante para mi fue descubrir la mayor librería de antiguo que Cataluña. Los fondos de la antigua librería Canuda de Barcelona fueron la base de El Siglo, un amplísimo espacio con mas de 120.000 volúmenes donde perderte y encontrarte.
Mercantic es mucho todo esto y mucho mas. Un verdadero espacio creativo con manifestaciones artísticas, un hub artístico donde soñar y crear. Es también un enorme y diverso espacio gastronómico para sentarte a disfrutar del vermut con música en vivo en el bar El Siglo, para participar en talleres culinarios para sumarte a la tendencia del food market.
Y si llegados a este momento, quieres vivir una experiencia gastronómica genuina, de calidad y con una atención esmerada, te propongo que te sientes a la mesa de Can Gula para probar cualquiera de sus platos innovadores.
¿Cómo llegar a Sant Cugat?
Desde Plaza Catalunya, Barcelona, puedes tomar las líneas S1, S2, S5 o S55 de los Ferrocarriles de Catalunya hasta la estación Sant Cugat (a escasos 10 minutos a pie de Mercantic tienes también la estación Volpelleres). También puedes tomarlos en estaciones intermedias dentro de Barcelona, como Provença, Gràcia o Muntaner.
Si quieres ir en coche desde Barcelona, puedes seguir la Vía Augusta recto hasta que se convierte en la carretera C16 que te llevará a Sant Cugat en unos 25 minutos de viaje.
¿Cómo moverse por Sant Cugat?
Hablamos de una preciosa localidad cuyo centro puede caminarse cómodamente. Y para trasladarte un poco más allá, puedes optar por las bicis eléctricas que ofrece VAIC, justo al lado de la estación de ferrocarril. También tienes la opción de bicis normales o puedes moverte a pie.
Sant Cugat ha sido para mi un gravísimo descubrimiento. Viviendo en Barcelona, un lugar perfecto para un finde diferente (hay hotelería de distintos tipos allí mismo). Su casco antiguo es muy pintoresco y a pocos minutos de la vorágine barcelonesa parecen remanso de tranquilidad, a otro ritmo. Y si estás de visita en la capital catalana, tómate tu tiempo para descubrir un Sant Cugat desconocido, un vistazo a lo mucho que ofrece Cataluña a un paso de la marea turística.
Allí nos vemos.