Singapur. Su nombre puede sonarte a modernidad o a viejas historias coloniales. A calor y a verde, a perfumes de especias. Pero también a un crecimiento vertiginoso de un pequeñísimo país que en las últimas décadas se ha desarrollado al acelerado ritmo en que crecían sus rascacielos. Después de mi viaje a este país, voy a intentar resumir cinco razones para viajar a Singapur.
Singapur, y sus 50 años
Poco más de 700 kilómetros cuadrados convierten a Singapur en el país más pequeño del Sudeste asiático. Pero que no te distraiga su tamaño, ya que es un verdadero gigante y lo verás apenas te internes en sus calles y avenidas.
Esta ciudad-estado, ocupa un archipiélago de más de 60 islas en el extremo sur de la península malaya y a pocos kilómetros al norte de Indonesia. Una ubicación siempre estratégica para el tráfico o comercio entre los territorios de esta parte del mundo.
Fue sin embargo en 1819 cuando el mundo occidental conoce este rincón asiático, cuando Thomas Stamford Raffles llega a estas islas y establece un asentamiento en lo que se considera la verdadera fundación de Singapur. Pocos años después, el territorio es arrendado a la Compañía Británica de las Indias Orientales interesada en establecerse debido al importante comercio de especias, tan valiosas en la época.
La historia de este rincón se escribe entre tratados, anexiones, uniones y batallas que han marcado profundamente su perfil étnico y que hoy la convierten en una tierra donde viven distintos pueblos. Singapur vivió bajo distintas dominaciones, hasta que en 1959 se une a Malasia aunque esta unión dura muy poco. Poco más tarde, Singapur se declara independiente el 9 de agosto de 1965.
La figura que llevó ese proceso y dominó el escenario político de Singapur fue Lee Kuan Yew. Como Primer Ministro al inicio y como figura indiscutible de la política local después, ideó y llevó a Singapur de ser una colonia y puerto, a una verdadera potencia económica en el presente y uno de los más fuertes de los “Tigres Asiáticos”.
En estos 50 años, sobre todo en los últimas dos décadas, Singapur se vio transformarda en una moderna y pujante ciudad-estado. Respetado aún hoy en día (ha fallecido en marzo del 2015), construyó un país con mano firme y mirando hacia el exterior. Hoy Singapur asombra por sup perfil arquitectónico, por el alto nivel de vida (y consumo) y por la convivencia de los distintos pueblos que desde siempre han habitado este territorio.
Singapur y la convivencia
Hindúes, árabes, chinos, malayos y singapurenses conviven y mantienen sus costumbres en una mezcla de barrios étnicos que da color y variedad a la ciudad.
Como aquí todo está cerca, te mueves en un entorno mayormente urbano y te mueves por transporte público o taxi, pasas de un sector a otro de la ciudad en un abrir y cerrar de ojos. De las calles abigarradas del barrio chino, a la atmósfera colonial, para luego internarte en el barrio árabe y un paso más allá te pierdes en un mercado hindú.
El pasado colonial inglés aporta una serie de edificios, parques y avenidas de una elegancia clásica. Un gran ejemplo es el histórico Hotel Raffles y su pequeña “ciudad” comercial alrededor de sus patios internos.
La mezcla de razas y la convivencia tranquila se ve en las calles. Sonrisas en ojos rasgados, pero con mil variantes: chinos, malayos, ingleses, hindúes, indonesios. Una sociedad plural que pueden conservar sus costumbres, sus idiomas y tradiciones gracias a una organización educativa que lo estimula. Las escuelas enseñan en inglés y en el idioma familiar de cada niño. Los jóvenes prefieren relacionarse en “su inglés” (con agregados locales y acentos diversos), pero en casa se habla el idioma familiar.
Singapur y la arquitectura
No puedes evitarlo. Los ojos se van hacia el cielo, siguiendo las líneas más atrevidas de los cientos de rascacielos de Singapur. Me encanta la arquitectura moderna, la imaginación y tecnología puesta en cada edificio. Me encantan esos halls de entrada de 2, 3 o 4 niveles de altura, esos enormes vacíos interiores aprovechados para colgar esculturas, para provocar el vértigo, para asomar las entrañas del edificio.
Y en Singapur te vas a hartar de ver estructuras gigantescas, trepando sin parar hacia las nubes. Desde los bloques de vivienda hasta las sedes de las empresas multinacionales más grandes o las estructuras que albergan instalaciones turísticas como hoteles singulares, Cloud Forest, o Gardens by the Bay, el tren ultramoderno (y gratuito) que une Singapur con la isla de Sentosa, centros comerciales, restaurantes y terrazas panorámicas y un larguísimo etcétera.
Y además, Singapur es un buen lugar para aproximarte a la arquitectura popular de distintas partes de Asia. Como he dicho anteriormente, en los barrios étnicos podemos acercarnos a las casas, plazas, mercados, templos de varias culturas con muy poco desplazamiento.
Singapur, ciudad y playa
Sí, me encanta la playa. Y también me gusta que sea accesible, que tenga servicios cómodos y seguros y… por supuesto, que sea bonita. Y si a todo ello le sumamos arena suave y agua caliente… ¡pues he llegado a mi paraíso personal!
En Singapur lo he encontrado. Cuando caminas por ese enjambre de avenidas, pasajes peatonales, túneles y pasarelas que es la ciudad en si misma, te olvidas que a un paso tienes la naturaleza al alcance de la mano.
Por el poco tiempo libre que tuve, sólo pude “dedicarme” un día a buscar esa playa que tanto me gusta. Y de las islas disponibles con un corto viaje, elegí la más cercana y de fácil acceso: Sentosa. Ya les contaré en detalle, pero les anticipo que la isla es un gran centro turístico y que por momentos parece un parque temático. Pero no en el sentido “plástico” sino en el de comodidad y servicios.
No sé si soy clara. No quiero decir que sea un parque temático, sino que todo en la isla (dirigida toda ella como una empresa) está pensado para el visitante. Las playas están impecables, hay un camino que recorre los más de 3 kilómetros de litoral para que puedas recorrerlo a pie, en bici, o con el trencito gratuito que la recorre. Áreas verdes, un bellísimo palmeral natural que sombrea la arena, bares y restaurantes a distancia prudencial, servicios de guardavidas y sanitarios, atracciones de ocio y demás.
Me gustaría haber probado alguna playa más privada (aunque realmente no había casi nadie y pude disfrutar mi corta estancia playera muy cómodamente). Tal vez en alguna próxima visita tenga el tiempo suficiente para ir a otros rincones más “vírgenes”, pero que en Sentosa me lo pasé de maravilla. ¡Qué arena! ¡Qué agua! ¡Qué tranquilidad!
Singapur, tu base para visitar Asia
Organizar un viaje a Singapur puede ser una tarea muy sencilla. A pesar de la distancia, este rincón del sudeste asiático se presenta muy accesible para los viajeros del mundo entero por una sencilla razón: es el hogar de Changi, el mejor aeropuerto del mundo. Cientos de vuelos llegan a diario desde cualquier rincón del mundo, ya sea como destino final o como escala de conexión.
O sea que el primer punto es de fácil solución. ¿Cómo llegar a Singapur? Pues en uno de los muchos vuelos que unen destinos mundiales con el país. En mi caso particular, llegué en un vuelo directo desde Barcelona a Singapur a bordo de un comodísimo B777 de Singapore Airlines, a quien agradezco la oportunidad de visitar este país por primera vez.
Singapur es un destino ideal para aprovechar la escala de tu vuelo hacia otros destinos asiáticos. Para sus pasajeros, Singapore Airlines ofrece el programa “Singapore Stopover” que te ayudará a hacerlo y a muy buen precio (te lo explico más abajo). Y así descubrir una ciudad-estado única, un reducto de modernidad, culturas diversas, servicios, amabilidad.
Y más…
Me quedan muchas cosas en el tintero. Muchas que pueden provocar o completar un viaje único. Por ejemplo la gastronomía de Singapur, la amabilidad de su gente, las compras, los colores y sabores, los perfumes y brillos. El clima tropical o el orden de sus calles. Y mucho más. Iré poco a poco desgranando más temas sobre el viaje a Singapur en el futuro.
Singapore Airlines
Merece un apartado especial la atención de esta compañía aérea. He podido comprobar en primera persona que cuando se habla de la calidad de su atención, de la simpatía de las “Singapur girls” o la diversidad de su oferta gastronómica en vuelo, son absolutamente reales.
Ya les contaré el paso a paso de mis vuelos con Singapore Airlines, pero les adelanto que tanto en la Business Class como en la Economy, el pasajero es el gran protagonista.
La excelencia se ve en pequeños detalles: asientos muy cómodos, gran organización en el momento del embarque y desembarque, amabilidad y disposición para cada necesidad del pasajero, un catering muy cuidado. Todo ello se agradece especialmente cuando sabes que encaras un trayecto largo (13 horas de vuelo directo entre Barcelona y Singapur), pero que tiene la recompensa de sentirte atendida como una reina.
Singapore Stopover Holiday
El programa está disponible a los pasajeros de Singapore Airlines y de Silk Air que hagan escala en Singapur. Incluye alojamiento en hoteles que van desde el Ibis al Ritz Carlton, servicio de transporte entre el hotel y el aeropuerto, viajes ilimitados en el autobús SIA Hop-On y entrada a las 14 principales atracciones de Singapur.
Éstas son: la Singapore Flyer, las Originales Caminatas de Singapur, entrada a la Isla Sentosa con viaje de ida o vuelta en el teleférico, un crucero en el río, entrada al Museo Marítimo y al Aquarium, el Museo MINT de Juguetes, acceso al Jardín Nacional de Orquídeas, un tour en barco por el río, acceso al parque de pájaros Jurong, al Zoo de Singapur, al Centro de la Herencia China, entrada al Battle Box en el fuerte Canning y un curso gratuito de Golf en la Marina Bay.
El paquete de Singapore Stopover Holiday (SSH) tiene un precio de partida de 13 euros por persona y noche en habitación doble. Si el pasajero desea incluir además del hotel viajes ilimitados y gratuitos por la ciudad en el autobús SIA Hop-On, y la entrada a las 14 principales atracciones turísticas de la ciudad, este precio asciende a 20 euros.