Barcelona es una ciudad para caminar. Para perderse por las callecitas de Gracia y descubrir pequeñas tiendas. O para recorrer sin rumbo desde la montaña al mar, siempre encontrando un rincón del que enamorarse.
Es también, inmensamente hermosa vista desde lo alto. Su perfil mediterráneo, sus edificios icónicos levantándose entre la cuadrícula del Eixample o marcando sus diagonales y parques. Desde su mismo corazón, elevándonos de la calle, a rincones menos conocidos desde donde tener vistas de la ciudad.
Hoy vamos a recorrer tan sólo cinco lugares para tener Barcelona a tus pies, pero hay muchos más. Suma tu sugerencia para que podamos vivir esta gran ciudad a vista de pájaro.
Parque Mirador del Midgia
Rodeando la montaña de Montjuïc se extiende una amplia red de senderos entre árboles con espacios para picnic a la sombra de los pinos. Fue planificado al mismo tiempo que se proyectó la Anilla Olímpica de los Juegos de 1992. Un lugar ideal para pasar el día disfrutando de las vistas del Mediterráneo y Barcelona a tus pies. Y en la cima, un bar rústico y encantador (La Caseta) con la ubicación privilegiada para ver el atardecer con una copa en la mano.
Terrazas urbanas
Cuando comienza la primavera, vuelven a la vida cientos de terrazas en la altura de muchos edificios y hoteles. Están abiertas a todo el público que quiera compartir una comida o una copa con panorámicas de Barcelona al alcance de la mano. Una de esas terrazas es la del Hotel Regente, uno de los HCC Hotels Barcelona que por su ubicación en Rambla de Catalunya y su disposición, te permite casi una visión de 360 grados de la ciudad: desde el Tibidabo a la Sagrada Familia o el litoral barcelonés. Además, ¡tiene la piscina allí mismo para completar el programa!
Viaja seguro y con 5% de descuento para nuestros lectoresBunkers del Carmel
En el barrio de El Carmel se encuentra la montaña conocida como el Turó de Rovira. Un verdadero balcón sobre Barcelona al que puedes ir en cualquier momento del día y del año y siempre te ofrecerá vistas inolvidables. Desde la larga franja de arena que se pierde hacia el Maresme, al norte, todo el tejido urbano de Barcelona, y hasta más allá del puerto de la ciudad hacia el sur.
Te recomiendo que llegues en autobús urbano (Líneas 92,114 o V17) ya que el Metro te deja muy abajo. De todas formas deberás caminar un rato pero el esfuerzo vale la pena. Podrás también visitar los antiguos búnkeres construidos allí durante la Guerra Civil. Pero sobre todo, siéntate a disfrutar de Barcelona a tus pies reconociendo los edificios que sobresalen: la torre Agbar o la Sagrada Familia; así como los barrios más conocidos: las Ramblas, el Gótico, la Barceloneta, etc.
Tibidabo
A simple vista, desde las calles mismas, puedes reconocer la figura de la Iglesia del Sagrado Corazón en la cima de la montaña del Tibidabo. Esta cima ha sido lugar de visita de varias generaciones de niños para disfrutar de su parque de atracciones (aún en funcionamiento, con el tiempo ha ganado cierto aire vintage). La montaña del Tibidabo es uno de los puntos panorámicos más emblemáticos de la ciudad.
Vale la pena visitar el templo y, si no sufres vértigo, asómate desde lo alto para ver la vida en Barcelona a muchos metros debajo de tus pies. En su mirador, se te pasará el tiempo volando mirando cada detalle de Barcelona.
Museo Nacional de Arte de Catalunya
Su visita es imprescindible para conocer el patrimonio artístico catalán. Y luego, desde sus escalinatas, observa el paisaje que se abre ante ti, como una enorme alfombra urbana. Desde lo alto tendrás frente a ti a la fuente, Plaza España, las avenidas y diagonales, la trama de calles y avenidas barcelonesa. Si te gustan las curiosidades, te recomiendo además que visites algunos de los museos más curiosos que hay en el centro de Barcelona.
Detente a observar también el “paisaje humano“. Por ser estas escalinatas uno de los puntos más visitados por turistas, podrás observar todo tipo de personas, costumbres, vestimentas e impresiones. Un buen lugar para dejarte embrujar, otra vez, por el encanto de esta Barcelona multifacética que atrae a unos y otros.