Sobre un amplio arco de cerros, Valparaíso se extiende desafiando a la geografía y adaptándose a ella para convertirse en un auténtico balcón al Pacíficio.
A poco mas de 120 kilómetros de Santiago de Chile, esta antigua ciudad es la sede del Congreso Nacional y el puerto mas importante del país y uno de los mas activos del arco Pacífico. La intensa vida comercial de la ciudad no he la hecho perder sus características propias.
Y es por ellas, especialmente por la curiosa arquitectura que sabe adaptarse a un terreno quebrado y de grandes pendientes, que su centro colonial ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2003. Se reconoció entonces que es un testimonio de gran valor de una tradición cultural propia de Chile y única en su tipo.
La ciudad colonial de Valparaíso constituye un ejemplo notable del desarrollo urbano y arquitectónico de América Latina a finales del siglo XIX. Enmarcada en un sitio natural en forma de anfiteatro, la ciudad se caracteriza por un tejido urbanístico tradicional especialmente adaptado a las colinas circundantes, que contrasta con el trazado geométrico utilizado en terreno llano.
En su paisaje urbano de gran uniformidad, encontramos una gran variedad de campanarios de iglesias. Y las calles se llenan con el color de las fachadas de sus casas.
La ciudad ha conservado interesantes estructuras de los inicios de la era industrial, por ejemplo los múltiples funiculares que recorren las escarpadas laderas de las colinas y que sirven de acceso a las viviendas mas altas. Muchos hoteles y edificios residenciales han adoptado esta forma de “ascensores en pendiente” para salvar los desniveles del terreno.
Paseos y miradores de Valparaíso
Haciendo un paralelismo con las “7 colinas de Roma”, Valparaíso gana en la comparación. La ciudad está asentada y rodeada de nada menos que 21 cerros. Son estas elevaciones las que le dan carácter y personalidad, y que suponen también un desafío para el desarrollo de la ciudad y para su visita.
Por otro lado, los cerros de Valparaíso nos dan cientos de puntos panorámicos desde donde observarla y asomarnos al enorme océano. Hacemos uso de los ascensores urbanos para acceder a las zonas altas de la ciudad y poder apreciar recorrerla con tiempo.
Desde el Mirador Portales en cerro Barón, dominamos ampliamente la bahía de Valparaíso, su movimiento de naves, el Muelle Barón en primer plano, el Edificio Central de Universidad Católica, la estructura imponente del Edificio del Congreso Nacional y la visión casi completa de la mayoría de los cerros de Valparaíso.
Otro punto elevado para no perderse es el Mirador O’Higgins, inaugurado en 1910. Se encuentra en el Cerro San Roque Alto y tiene un alto valor histórico. Desde aquí el Libertador Capitán Bernardo O’Higgins, héroe de la Independencia chilena, vió partir sus naves para las guerras de la Independencia. Allí también dijo sus famosas palabras: “De estos cuatro palos, depende el futuro de Chile”.
Otro recorrido interesante por los cerros de Valparaíso es el Paseo 21 de Mayo, sobre el Cerro Playa Ancha. Se accede a él gracias al Ascensor Artillería. Fue construido a principios del siglo XX y ayudó a convertir al cerro en el centro de la vida social de su época.
Es por ello que “Artillería” es uno de los barrios históricos a visitar. El Edificio de la Escuela Naval domina el lugar, construido en 1890, solo tres años antes de la inauguración del ascensor. El paseo en si mismo es de singular belleza ya que se emplaza sobre el borde del acantilado, con grandes árboles que dan sombra al paseo, bordeado de edificios históricos, y terrazas desde donde ver el Puerto y la ciudad de Valparíso a sus pies.
Es este, además, un lugar privilegiado para observar el tradicional espectáculo de fuegos artificiales con que Valparíso da la bienvenida a cada Año Nuevo.
Desde estos miradores, podemos tener impresionantes vistas casi a la altura de las nubes. Valparaíso a nuestros pies y el Pacífico como telón de fondo.
Imágenes de IgalDan, Jorge Rodriguez, Federalna
Post escrito para el blog de LAN/TAM
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