En el corazón de la Bretaña francesa se suceden muchos pequeños pueblos de cuento, tal como los imaginamos: sus callecitas, su castillo, puentes que cruzan un pacífico río, casas de ventanas floridas. Uno de ellos es la encantadora localidad de Josselin.
Aprovechando los canales navegables del interior bretón, podemos acercarnos a Josselin desde el río en algunas de las barcas que hacer recorridos por la zona. El canal de Nantes a Brest pasa a los pies del Castillo. En este caso, me quedé con las ganas de probar esta forma ya que llegué por carretera atravesando otros pintorescos pueblos y lugares.
El pequeño Josselin reúne hoy a poco mas de 2.000 habitantes, que se multiplican cada día con un goteo incesante de turistas que no llegan a perturbar la vida tranquila del pueblo. La plaza de Notre-Dame, o de la Basílica es el lugar de encuentro. Allí se ubican los principales bares y restaurantes en los bajos de magníficos edificios.
Esta arquitectura que tanto rodea la Basílica de Notre Dame como se interna en las callecitas adyacentes, es muy atractiva con sus frentes decorados con vigas, ventanas pequeñas siempre con flores y altos tejados. La mayoría están allí desde los siglos siglos XVI y XVII, y algunas muestran el paso de los años con magnífica elegancia.
Frente a la Basílica se encuentra su plaza, en la parte posterior del templo, se abre otra plaza, ya mas moderna con los servicios actuales: parking, bancos y el edificio del Ayuntamiento. Sin embargo, poca es la modernidad que veamos en las calles en si. La tradición de construir casas de hasta 3 alturas, con tejados de teja o pizarra y sus frentes tradicionales se ha sabido mantener.
La Basílica de Notre Dame du Roncier se comenzó a construir en el siglo XIII. Mas de 3 siglos después terminó de tomar forma por lo que veremos marcas de diversos estilos. En su interior se combina un ambiente románico, con vidrerías de un gótico incipiente. Se encuentran aquí enterrados algunos personajes nobles de la época como Olivier de Clisson y su esposa. Si pasan por Josselin, no dejen de subir los escalones de la torre campanario para regalarse con unas vistas maravillosas del pueblo, el río, el castillo y demás.
A escasos metros se encuentra el río Oust, una pacífica vía que agrega otro toque de cuento ya que parece especialmente dibujada para crear un paisaje perfecto. Las casas que dan al río mantienen unos jardines llenos de flores, las calles y pequeñas terrazas te aseguran un paisaje ideal para un alto en el camino. La vera del río es el lugar ideal para hacer un alto en el camino para un café y la crêpe de rigor, por supuesto.
Detrás del Puente de Sainte Croix, se levanta la figura del Castillo de Josselin o de Rohan, construido en el siglo XV y que fue bastión en numerosas batallas entre los Duques de Rohan, de Rennes y sus vecinos. Impresionan sus 3 torres sobre el río, que sobreviven al conjunto original que incluía 8 torres similares y una gran Torre del Homenaje derribada en el siglo XVII. Su larga historia está muy bien contada en wikipedia.
El castillo puede visitarse en parte porque sigue habitado por el actual Duque Josselin de Rohan, senador de Francia. En realidad es mas impresionante por fuera que lo que puede verse en su interior. También alberga un Museo de muñecas. Aquí dejamos la información sobre horarios y tarifas para la visita.
Finalizado el paseo por las calles medievales de Josselin, seguimos nuestro camino con la sensación de haber pisado uno de esos paisajes típicos de Bretaña. Como de postal.
Mas posts sobre el viaje a Bretaña:La Costa de granito rosa, St. Malo o Bretaña gastronómica
Mas fotos de Bretaña en Flickr.
2 Comentarios
Precioso entorno, colorido, construcciones, calles! todo!, … hasta el Puente de Sainte Croix está precioso con las flores!, no falta detalle ….
Me ha encantado conocer éste sitio a través de tu blog, ahora sólo me falta verlo en persona.
Saludos.
Francia tiene pueblos increíbles, que parecen rescatados de lo más profundo de la historia medieval, aunque mucho más limpios que entonces, :) Es cierto que se corre el peligro de caer en un, como yo los llamo, un pueblo-tienda, un poco decorado de cartón-piedra, en la que todo está dispuesto para atrapar comercialmente al turista, pero la verdad, viendo las imágenes, creo que en este caso correría el riesgo.
Un abrazo!
R.