Junto al Puerto de Oslo, frente al Ayuntamiento, un clásico edificio llama la atención. El Centro Alfred Nobel de la Paz es uno de los lugares más interesantes para visitar, en una ciudad donde hay muchos.
Los Premios Nobel se entregan cada año como legado del sueco Alfred Nobel, inventor de la dinamita e industrial que dejó su voluntad en su testamento en el Club Sueco-Noruego de París el 27 de noviembre de 1895. Se sentía culpable por su responsabilidad como empresario enriquecido a través de una industria productora de dinamita cuyo principal mercado era la minería, pero también la guerra.
Los premios de Física, Química, Economía, Medicina y Literatura son otorgados por instituciones suecas en ceremonia en Estocolmo, pero el Premio Nobel de la Paz se entrega en Oslo.
En este edificio se puede ver la historia de este galardón, así como la trayectoria de algunos de sus ganadores y proyectos que trabajan por la paz en el mundo.
En las diferentes salas se muestran distintas realidades del mundo, zonas en guerra, conflictos armados en el mundo, exposiciones temporales sobre la locura de la guerra y sobre los magníficos ejemplos humanos por la Paz.
En la planta baja hay una librería con textos en mas de 20 idiomas sobre el tema con algunos ejemplares de libros de fotógrafos y periodistas corresponsales de guerra, que muestran la realidad mas cruda… pero también hay espacio a la esperanza. Las ONGs dedicadas a la erradicación de las minas personales, o a paliar los efectos de estas y otras miles de secuelas de los conflictos armados.
Hay también un coqueto restaurante llamado “Alfred” con vistas al puerto donde en una tarde gris, puedes sacarte el frío con una buena taza de café y algún dulce también.
Aquí dejo el enlace a la web del Centro Alfred Nobel de la Paz para que veas horarios y exposiciones temporales. Una visita para tener en cuenta.
1 Comentario
[…] atractivos bajo techo en Oslo. Entre ellos no dudamos en recomenzar la Visita al Ayuntamiento y al Centro del Premio Nobel, justo frente al anterior, sobre el puerto. Y ya que estamos allí, no dejes de salir en barco […]