Se fueron de mi país mucho antes de que yo naciera. Como tantas en la Argentina, mi familia ha vivido su propia diáspora una generación antes que las demás. Allá por la década del 50, una hermana de mi madre marchó a vivir a Panamá con su marido panameño y un bebé en brazos. En las décadas siguientes miles de argentinos elegiríamos otra tierra para vivir.
A partir de entonces, mi familia comenzó a vivir dividida, en épocas sin Skype, pegados al teléfono y a las cartas aquellas de papel y bolígrafo. En muchas ocasiones, de niña, tuve la oportunidad de viajar a Panamá a recrear la vida en familia, jugar con mis primos y disfrutar de Fiestas en familia.
¿Por qué este retrato familiar? Porque veo hoy algunas imágenes de la ciudad actual, dinámica y creciendo hacia el cielo. Reviso la prensa y veo que los clasificados en Panamá hablan de enormes pisos de lujo, oficinas con vistas panorámicas o locales aptos para sucursales de bancos internacionales. Propiedades que se levantan donde de niña paseaba con mis primos.
Sé que suena nostálgico, pero en algún momento el Club Unión de Punta Paitilla fue lo mas de la sociedad panameña, para luego caer en desgracia por desinterés y hasta por alguna invasión militar (¿Recuerdan aquella operación americana para atrapar a Noriega en el 89?). Tan abandonado que hasta dio el perfil como escenario de algunas escenas de destrucción en un par de pelis (El Sastre de Panamá y Quantum of Solance). Según los planes, ese noble edificio deja su lugar a un hotel de lujo. Sí señor.
Volví mas tarde.
Volvería hoy mismo.
Para recorrer alguno de sus muchos rincones atractivos. Volvería a caminar las calles de Panamá, un día de Carnaval, al son de la música y rodedada de trajes multicolores. Volvería a la Isla Contadora o a Taboga, en el Pacífico. Volvería a recorrer las murallas del Fuerte de San Lorenzo, en Colón, junto a la boca caribeña del Canal. Volvería a asombrarme en las esclusas o en el Lago Gatún. A perderme en los caminos de las montañas azules y verdes cargadas de cafetos en Boquete. A comprar otra mola de los indios kuna. Me quedaría en un pequeño cayo de Bocas del Toro a ver pasar el tiempo.
De ayer a hoy. Panamá siempre verde, cálida y sonriente.
Foto de Matthew Straub-Muller
3 Comentarios
y que te parece Panamá para vivir??? mi chico ha tenido una oferta de curro a Panamá y ha rechazado porque no le convencía el país… la foto es muy bonita.
Bueno, son decisiones muy personales. Yo no lo descartaría. Pero ya te digo, yo tengo familia allí y eso cambia las cosas.
[…] Por el momento, hoy les traigo un trocito de un país al que quiero mucho: Panamá. […]