Nuevamente me embarqué en un crucero. Esta vez fue sólo una escapada gracias a una invitación de Pullmantur con la “excusa” de ver un partido de España en la Eurocopa a bordo del Sovereign.
Así fue que volamos hacia Pisa para comenzar la experiencia caminando la ciudad, o mejor dicho la Plaza de los Milagros, declarada Patrimonio de la Humanidad. Allí se encuentra el magnífico conjunto arquitectónico que conforman el Duomo, la Torre inclinada de Pisa (campanario de la catedral), el Baptisterio y el Camposanto.
De allí al Puerto de Livorno hay poco más de 40 minutos de viaje y llegamos listos para embarcar y probar este barco. La escala en Livorno es utilizada para conocer atractivos italianos como la hermosa Toscana y algunas de sus más hermosas ciudades: Florencia y Pisa. En un paso anterior por aquí, aproveché la escala para recorrer la zona y visitar Lucca (absolutamente encantadora).
En este caso el itinerario sería una sección de la ruta Brisas del Mediterráneo que normalmente comienza en Barcelona, para seguir hacia Túnez, Nápoles, Civitavecchia (escala que se utiliza para hacer una escapada a Roma) y Livorno. Nos tocaría entonces navegar los tramos finales desde Livorno hasta Villefranche (Costa Azul) y el regreso a Barcelona.
Las primeras impresiones sobre el barco nos llevan a pensar que llegamos en mitad de una gran fiesta fammiliar. Como si se estuviera llevando a cabo un banquete de bodas que dure días y tú llegas en mitad del sarao, cuando ya la gente se conoce, han tomado copas juntos, comido y bailado sin vergí¼enzas y todavía quedara cuerda para rato. Y así es.
Los pasajeros son mayoritariamente españoles, aunque por esas cosas en mi mesa del restaurant coincidí con una pareja de americanos que se sentían un tanto perdidos entre tanta “españolidad” y unos chilenos que cortaban una extenuante ruta europea con un crucero, “para descansar“. ¡Ja!
En cuanto a las instalaciones del barco le cuento que en sus 12 cubiertas, el Sovereign tiene una oferta de espacios y servicios impecable. Tres restaurantes, mas dos áreas de buffet, bares, piano bar, teatro, gimnasio, spa, etc. Pudimos probar la carta del restaurante “asiático” Wu, con una variedad de platos de distintos países (China, Corea, Japón, por ejemplo).
El último día, antes de desembarcar en Barcelona, tomé el desayuno en uno de los restaurantes “formales“, el El Duero, que se encuentra en la cubierta 4, a un paso de la Recepción y del atrio central donde una escalera hollywoodiense compite en atención con un par de ascensores transparentes.
En el capítulo “gastronomía” diré que prima la cantidad y es lo que se necesita con un pasaje empeñado en bajar rodando al llegar a casa. Es que la carta se basa en el tradicional gusto de sus pasajeros, y hay abundancia para que todos saquen provecho del “all inclusive” que han pagado. En este caso, la ruta incluye tanto todas las comidas como las bebidas por lo que las idas a las barras de los bares, son una constante. Y un gran ahorro.
Desayunos buffet, picoteos a cualquier hora, almuerzos a la carta o nuevamente buffet, mas picoteo, cenas en los restaurantes o en el grill, para continuar el encuentro con espectáculos con una copa en la mano… hasta que llegan los tentempiés a medianoche. Y así un día tras otro.
En la cubierta exterior principal, dos piscinas, un par de jacuzzi en el medio y justo enfrente un bar siempre con mucho trabajo. Una cubierta más arriba, la pasarela se presenta perfecta para tomar sol o hacer una larga caminata alrededor de todo el buque. Y tendrás para caminar un rato, porque el Sovereign tiene 268 metros de largo (¡Se dice “eslora”, Vicky!).
Entre sus servicios de ocio el Sovereign se distingue por contar con una pista de paddle y con una pared para realizar escalada… sí, en mitad del mar. No, no llegué a probarlas. Tal vez la próxima vez.
¿Hablamos de los camarotes? Tuve la suerte de viajar en una cabina exterior normal, con una buena ventana al exterior, sin balcón. He de decir que a mi entender, la cabina era un poco “básica” en cuanto a decoración, por ejemplo. Si bien el barco ha sido redecorado en el 2008, le falta un poquito de esmero en la decoración. Aunque, es justo decirlo, prefiero esta escasez relativa a la sobreabundancia de detalles, espejos y laqueados que te encuentras en otros barcos.
Lo mismo podría decir del baño donde, si bien tienes todo lo que necesitas en una ajustada medida, le falta ese detalle (amenities por ejemplo) que le darían un poquito más de categoría. Por lo que será mejor que lleves todo lo que necesites de casa: desde pasta dental a tu champú.
En realidad, todos estos detalles son mínimos si nos ponemos a pensar que estas rutas solucionan unas vacaciones todo incluído a un precio sumamente ajustado. El personal te colmará de comida, música y copas. Los puertos te regalarán la oportunidad de darle un vistazo a lugares hermosos. La experiencia será una fiesta permanente, ideal para viajar entre amigos o con tu pareja o familia con las pilas puestas.
Una vez más volví a disfrutar de los paseos alrededor del barco por la noche. Cuando la mayoría se agita en la discoteca (caipirinha en mano), suelo escaparme a proa para ver cómo el barco se traga la noche en el mar, y desde allí hacia la popa para escuchar la falsa espuma que deja una gigante huella que se pierde.
¡Gracias Pullmantur por invitarme a volver a vivir la experiencia de un crucero!
2 Comentarios
Y recuerdo que en su dÃa dijiste: nunca digas nunca ;)
SÃ.. el que prueba, vuelve :)