Hace ya algunos meses tuve la oportunidad de probar el servicio del Trenhotel Elipsos rumbo a Francia. Una experiencia renovada ya que no era mi primer noche pasada en un camarote de tren, y que pude disfrutarla junto a un grupo de colegas.
La salida desde la Estación Chamartín en Madrid le da un toque vintage en estas épocas de grandes infraestructuras flamantes, mucho acero y trenes vertiginosos. Aquí se recupera la estética tradicional, los techos de herrería, el ritmo ferroviario de siempre.
Los primeros momentos sobre el tren te sirven para reconocer tu camarote. En este caso viajaba en uno de Gran Clase, con capacidad para hasta 2 personas, baño privado con ducha (se incluyen toallas). Dentro del servicio están comprendidos la cena y el desayuno.
Visitas el bar para matar el tiempo, mientras llega poco a poco la noche y atraviesas España hacia la frontera norte por País Vasco. Te enamoras de las vistas desde los ventanales. Te detienes en las caras y multitud de nacionalidades que comparten la barra codo a codo, esperando un café o una copa de champagne.
Hay un brindis de bienvenida, cargado de deseos de buen viaje. Y otro más.
A ritmo lento, los paisajes cambian, el cielo se vuelve oscuro. Te acercas al camarote para acomodar tus cosas, cambiarte para la cena, probar los servicios. El compartimento es relativamente amplio y cómodo, con un cierto toque antiguo que merecería un retoque para actualizar esas tapicerías, ese revestimiento setentero del baño. Pero no está mal. De hecho, el kit de bienvenida es completo, las sábanas y mantas de buena calidad, el agua de la ducha caliente.
A la hora de la cena, la cita es en el salón comedor donde vuelve la sensación de que se merece un lavado de cara. Te acomodas en una de esas mesas muy bien puestas e iluminadas y te preparas para un menú bien presentado, con las opciones tradicionales.
El servicio es “de la vieja época” cuando la atención del cliente rebosaba en campechanía y faltaba aún un poco de sofisticación. Lo mismo podríamos decir del catering. Tal vez más ambicioso de lo que una cocina sobre un tren puede dar.
Si bien la cena está incluída en el precio del billete en la categoría del camarote que usé, la relación precio-calidad no correspondía al resto de los servicios. Digamos que la parte de “hotelería” del tren está mucho mejor lograda que la de “gastronomía”.
¿Qué necesidad hay de tener un filete (malo) en la carta si después lo sirves casi hervido? Recuerdos de una carta (época) que ya fue.
Con charla y buena intención, pasas la cena y te vas al camarote para cerrar los ojos acunada por el vaivén. Slow travel.
¡Sorpresa! El asistente que se encarga de un grupo de camarotes, te ha preparado la cama (la de abajo) y todo está listo para cerrar los ojitos. El camarote tiene casi todo lo que puedes pedir: donde colgar un abrigo, un baño completísimo, enchufes varios, luz sobre la cama, sábanas, mantas, almohadas.
Mi consejo es viajar con una maleta pequeña (¿para qué mas?) ya que tampoco hay mucho espacio para dejarla entre el costado de la cama y la puertita del baño. Y así, con los dientes limpios, a leer un rato mientras abres la cortina a tus pies para ver pasar la luna por tu ventana.
A la mañana siguiente puedes disfrutar del desayuno antes de llegar a Orleans. Tomate tu tiempo para hacerlo a tu ritmo, frente al paisaje francés amaneciendo en la ventana.
El viaje de regreso lo hice desde Orleans hasta la Estación Figueres, aunque esta ruta sigue hasta Barcelona. En este caso el Trenhotel me permitió desayunar con vistas a las costas mediterráneas de la Costa Brava.
Trenhotel una opción para…
* Viajeros extranjeros que quieran integrar esta experiencia a su vuelta por Europa
* Españoles que quieran vivir una escapada a Francia desde una nueva óptica
* Todos aquellos que quieran descubrir el Valle del Loira y el corazón francés, a su aire. Llega a Poitiers, Orleans, Blois o Limoges, antes de llegar a Paris (dependiendo de la ruta: desde Madrid o desde Barcelona)
* Todos aquellos que quieran recuperar la sensación de “viajar en tren” despegándose del concepto de “llegar en tren“.
Aquí les dejo las fotos que hice a bordo de ambos Trenhoteles.