Desde el pasado mes de septiembre, el tango es Patrimonio de la Humanidad. Se le ha considerado un valor cultural inmaterial que identifica una sociedad, que trasciende fronteras.
El tango es, además, un atractivo de enorme poder que recién en los últimos años se ha comenzado a explotar en forma más coordinada a nivel global por los organismos y empresas turísticas argentinas, principalmente.
Sin embargo, desde décadas atrás Buenos Aires recibía la visita de ciudadanos de todos los rincones del mundo que de forma espontánea, desorganizada y poco informada, se llegaban hasta la capital argentina movidos por la pasión de una música que es mucho más que éso.
Y se los veía llegar con ojos de asombro a las milongas de barrio, donde hoy ya no son “bichos raros”.
Si bien existen lugares, citas de encuentro tanguero que están enfocadas a este tipo de visitantes, con profesores bilingí¼es, clases,cursos organizados, y partenaires acostumbrados a lidiar con piernas alemanas, americanas o japonesas, se siguen manteniendo las milongas populares donde vivir el auténtico magnetismo tanguero.
Hoy existen tours de tango, tango shows y hasta milongas gays entre el amplio menú “for export”. Y para los interesados, hay una agenda de encuentros milongueros que abarca cada noche de la semana.
Las milongas suelen abrir ciertas noches de cada semana, por lo que los fanáticos (esos de “sacar viruta al piso” cada noche) tienen un circuito porteño para despuntar el vicio.
Aquí les dejo algunos enlaces donde encontrar esa agenda tanguera de cada noche.
Buenos Aires Milongas
Tango Idóneos
ABC Tango
Mirando por ahi encontré también un corto muy poético, donde puede adivinarse que el tango es, en el fondo, una eterna historia de amor.
Un excelente trabajo, como dije.. poético. A mi entender, a pesar del preciosismo y detalle de la reproducción del baile, sus pasos, iluminación, gestos… le falta un poco de la vida misma. Echo en falta una mayor proximidad, un poco mas de calor en los protagonistas de esta pareja de baile.
Acudiendo a mi memoria en la que mis padres nos daban clases magistrales en el salón de mi casa, sin escenarios ni luces especiales (y hasta con el pijama dominguero, uniforme obligatorio familiar), reconozco que el tango está en la actitud más allá de todo tecnisismo.
Una pasión que se ve en el parquet de cualquier milonga.
La foto del inicio es de concheven.