¿Cómo era éso de que una imagen vale más que 1.000 palabras? Pues ésta sí que nos viene como anillo al dedo.
Terminando el verano pasados por agua, en esta valija abandonada en un contenedor podemos resumir las sensaciones que me deja esta temporada estival.
Han sido vacaciones más pobres, reduciendo el gasto, acudiendo a soluciones que teníamos guardadas en el desván (casa de familia, compartir apartamento, etc.).
Han sido vacaciones escasas, siempre lo son, pero este año pocos han podido llenar grandes maletas para pasar el mes completo fuera de casa. Con una pequeña, para unos pocos días nos ha alcanzado.
Han sido vacaciones con aires retro. Pasando las tardes en el pueblo, la vuelta por el paseo marítimo para tomar un café (no ya cenar fuera todas las noches). Más de pizza que de gambas.
Y como punto final, hemos tirado a la basura esa maleta con la intención de no volver a usarla más. Que las próximas vacaciones vuelvan a tener el olor a equipaje nuevo, moderno, design. Porque lo último que se pierde es la esperanza.
La foto la ví aquí.