Tanzan y Ekido estaban viajando juntos. Debían atravesar un camino cubierto de lodo. Aún llovía mucho.
Debajo de un árbol, resguardada de la lluvia, encuentran a una joven vestida con un kimono de seda y zuecos. No podía atravesar el camino.
Tanzan, sin pensarlo, le dijo: “Ven muchacha” y alzándola en brazos la llevó al otro lado del camino sin que tocara el barro.
Ekido no volvió a hablar durante el resto del viaje, hasta que llegaron a su templo por la noche.
Entonces, sin poder contenerse por más tiempo le dijo: “Los monjes no pueden estar cerca de las mujeres, especialmente si son jóvenes y hermosas. Es peligroso. ¿Por qué lo has hecho?“.
Y Tanzan le contestó: “Yo he dejado a la muchacha allí lejos, del otro lado del camino. ¿Por qué continúas tú cargando con ella?“.
En algunas oportunidades, la decisión correcta significa salirse de las normas. Lo importante es actuar. Después, déjalo pasar y sigue adelante.
El mundo está allí para que lo descubras, recorras, conozcas. No te aferres a las normas que te impidan hacerlo. Y sigue adelante.
1 Comentario
por fin encuentro este cuento!! lo lei hace años en una revista y lo perdi. es una excelente alegoria de como llevamos nuestros problemas a cuestas… gracias.